De... pelos

La vanalidad se apodera del post del día de hoy, pero por mas trivial que suene, este es un tema hablado por muchas y reconocido por pocos: la búsqueda del estilista.

Las chicas estarán de acuerdo, algunos chicos también (si, tu… metrosexual salido del coloset) conseguir un buen estilista es casi o igual de difícil que conseguir novio: un gasta mucho tiempo, dinero, ilusiones y varios centímetros de cabellera para encontrar al indicado. Y cuando una encuentra con tan preciado personaje, usualmente es una diva que sabe qué tanto cotiza en el mercado del fashion y siempre llega a las citas una hora tarde, se permite hacerte jetas cuando no anda de humor, te dice sin tapujos que te ves del nabo y…. si osas “traicionarlo” yendo a ver a otro estilista… te aplica la ley del hielo durante varias eternidades.

Con los estilistas sucede este fenómeno del amor/odio de una manera exagerada. Por ejemplo, mi estilista más venerado de la historia… no me caía bien. Pero era buenísimo el cabrón, con el me dejé llevar y aventuré mi aspecto a los looks más extremos que he tenido, que en realidad es un decir, soy mas bien fresa y dentro de mi rango “extremo” solo figura habérmelo teñido de color rojo cereza, negro azulado y… ya (uuuy! Que extrema..) En fin, el caso es que con Enrique no le temía a nada, con Enrique todo iba a salir bien: corto, largo, decolorado, natural, él tenía todo en control.

Pero Enrique falleció y esa seguridad se fue con él. Desde entonces he saltado de estética en estética buscando algo que se le parezca, alguien que comprenda tan naturalmente “eso que deseo”. Me he topado con seres igual de divos, igual de insolentes e impuntuales, pero ninguno con ese punch, con ese instinto. Algunas otras (porque yo no discrimino… las mujeres también pueden ser buenas estilistas) mucho más discretas, que la cagaron de formas terroríficas y aun así cobraron como la existencia de mi cabello fuera su decisión (especialmente aquella que no entendía que mi concepto de permanente eran unos rizos libres y despreocupados que flotaban con el aire y no la cabellera de Rarotonga).

Si, con los estilistas suceden cosas… y a pesar de todo esto, de que la experiencia me indica que mi único gran amor peluquero se ha ido y que debo respetar su memoria, ahí voy de terca a seguir buscando al indicado.

Por ahí dicen: ¿cual es el pedo?.. el cabello crece, experimentemos con el! Pero la verdad es que crece a eso de un par de micras por día… y yo soy mas bien del tipo desesperado. Soportar un corte de cabello que no te agrada afecta seriamente tu estado de animo diario, tu desempeño laboral y tus relaciones de pareja. Por lo tanto el estilista SI que es importante.

Si saben de alguien bueno barato… puede o no ser bonito, no importa. Por favor, pasen el contacto.